Nuevo éxodo, nuevo pacto, nueva creación, nueva canción
Las narrativas bíblicas de la Creación (Génesis 1-2) y del Éxodo respectivamente, son consistentemente el punto de referencia del testimonio de los profetas:
¡Ah, Señor Yahweh! Ciertamente, Tú hiciste los cielos y la tierra con Tu gran poder y con Tu brazo extendido. Nada es imposible para Ti, que muestras amor-leal a millares, pero que castigas la iniquidad de los padres en sus hijos después de ellos. Oh grande y poderoso Dios, Yahweh de los ejércitos es Su nombre. ‘El es grande en consejo y poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno conforme a sus caminos y conforme al fruto de sus obras. ‘Tú realizaste señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, y en Israel y entre los hombres, y te has hecho un nombre, como se ve hoy. ‘Sacaste a Tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y con brazo extendido y con gran terror, y les diste esta tierra, que habías jurado dar a sus padres, tierra que mana leche y miel. ‘Ellos entraron y tomaron posesión de ella, pero no obedecieron Tu voz ni anduvieron en Tu ley. No hicieron nada de todo lo que les mandaste hacer; por tanto Tú has hecho venir sobre ellos toda esta calamidad. (Jeremías 32.17–23)
Por tanto, no debería sorprendernos que estas narrativas sean consideradas «mitos y leyendas» tanto por Judíos como por Gentiles incrédulos quienes en su necedad buscan rechazar el peso de ese testimonio sobre su conciencia a fin de auto-justificarse en su maldad. Esto a pesar de la innegable evidencia que Dios mismo ha presentado al respecto.
El impío dice en su corazón: “Dios se ha olvidado; Ha escondido Su rostro; nunca verá nada.” Levántate, oh Señor; alza, oh Dios, Tu mano. No Te olvides de los pobres. ¿Por qué ha despreciado el impío a Dios? Ha dicho en su corazón: “Tú no le pedirás cuentas.” (Salmo 10.11–13)
El necio ha dicho en su corazón: “No hay Dios (en un sentido bíblico esto no se refiere al ateísmo filosófico-existencial de la actualidad sino más bien a una negación de la intervención divina en la historia, particularmente en el Día del Juicio).” Todos se han corrompido, han cometido hechos abominables; No hay quien haga el bien. El Señor ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombres Para ver si hay alguien que entienda, Alguien que busque a Dios. Pero todos se han desviado, a una se han corrompido; No hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno. (Salmo 14.1–3)
Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad. Pero lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no Lo honraron como a Dios ni Le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. (Romanos 1.18–21)
¿Entonces qué? ¿Somos nosotros mejores que ellos? ¡De ninguna manera! Porque ya hemos denunciado que tanto Judíos como Griegos están todos bajo pecado. Como está escrito: “No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se han desviado, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta (lo que implica que metafóricamente hay un cadáver dentro de ellos ya que a consecuencia del pecado están condenados a morir), engañan de continuo con su lengua. Veneno de serpientes hay bajo sus labios (son simiente de la serpiente, ver Gen. 3:15); llena esta su boca de maldición y amargura. Sus pies son veloces para derramar sangre. Destrucción y miseria hay en sus caminos, y la senda de paz no han conocido. No hay temor de Dios delante de sus ojos.” (Romanos 3.9–18)
Sin embargo, aquellos que sí creen, temen y tiemblan ante la Palabra del Dios eterno. Estos dan testimonio fiel de que el Poderoso Creador y Redentor está a punto de realizar un NUEVO ÉXODO por el cual establecerá un NUEVO PACTO con la casa de Israel y la casa de Judá, haciendo así surgir una NUEVA CREACIÓN con el propósito de demostrar Su gloria y bendecir a las naciones, quienes en respuesta entonarán una NUEVA CANCIÓN.
UN NUEVO ÉXODO – este será el medio de redención final a base de la sangre del Cordero de Dios inmolado por los pecados del mundo (Juan 1:29, 36; Apo. 7:14). La magnitud de este nuevo éxodo será cósmica ya que redundará en la redención de toda la creación.
Entonces un retoño brotará del tronco de Isaí, Y un vástago dará fruto de sus raíces (el Mesías Jesús). Y reposará sobre El el Espíritu del Señor … El se deleitará en el temor del Señor, Y no juzgará por lo que vean Sus ojos, Ni sentenciará por lo que oigan Sus oídos; Sino que juzgará al pobre con justicia, Y fallará con equidad por los afligidos de la tierra. Herirá la tierra con la vara de Su boca, Y con el soplo de Sus labios matará al impío. … No dañarán ni destruirán en todo Mi santo monte, Porque la tierra estará llena del conocimiento del Señor Como las aguas cubren el mar. Acontecerá en aquel día que las naciones acudirán a la raíz de Isaí, que estará puesta como señal para los pueblos, y será gloriosa Su morada. Entonces acontecerá en aquel día que el Señor Ha de recobrar de nuevo con Su mano, por segunda vez, Al remanente de Su pueblo que haya quedado… Alzará un estandarte ante las naciones, reunirá a los desterrados de Israel, Y juntará a los dispersos de Judá De los cuatro confines de la tierra. … Y el Señor destruirá La lengua del mar de Egipto. Agitará Su mano sobre el Río (Éufrates) Con Su viento abrasador; Lo partirá en siete arroyos Y hará que se pueda pasar en sandalias. Y habrá una calzada desde Asiria Para el remanente que quede de Su pueblo, Así como la hubo para Israel El día que subieron de la tierra de Egipto. (Isaías 11.1–16)
- “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre; y todas las tribus de la tierra harán duelo, y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. “Y El enviará a Sus ángeles con una gran trompeta y reuniran a Sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. (Mateo 24.30–31)
Las lealtades del Señor recordaré, las alabanzas del Señor, Conforme a todo lo que nos ha otorgado el Señor, Por Su gran bondad hacia la casa de Israel, Que les ha otorgado conforme a Su compasión Y conforme a la multitud de Sus lealtades. Porque El dijo: “Ciertamente, ellos son Mi pueblo, Hijos que no engañarán.” Y El fue su Salvador. En todas sus angustias El estuvo afligido, Y el ángel de Su presencia los salvó. En Su amor y en Su compasión los redimió, Los levantó y los sostuvo todos los días de antaño. … Entonces Su pueblo se acordó de los días antiguos, de Moisés. ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores de Su rebaño? ¿Dónde está el que puso Su Santo Espíritu en medio de ellos, El que hizo que Su glorioso brazo fuera a la derecha de Moisés, El que dividió las aguas delante de ellos para hacerse un nombre eterno, … Mira desde el cielo, y ve desde Tu santa y gloriosa morada; ¿Dónde está Tu celo y Tu poder? La conmoción de Tus entrañas y Tu compasión para conmigo se han restringido. Porque Tú eres nuestro Padre (ver Mat 6:9-13 donde el Padre Nuestro es una oración por el nuevo éxodo), aunque Abraham no nos conoce, Ni nos reconoce Israel. Tú, oh Señor, eres nuestro Padre, Desde la antigüedad Tu nombre es Nuestro Redentor. (Isaías 63.7–19)
“Vienen días,” declara el Señor, “en que levantaré a David un Renuevo justo; Y El reinará como rey, actuará sabiamente, Y practicará el derecho y la justicia en la tierra. En sus días Judá será salvada, E Israel morará seguro; Y éste es Su nombre por el cual será llamado: ‘El Señor, justicia nuestra.’ “Por tanto, vienen días,” declara el Señor, “cuando no dirán más: ‘Vive el Señor, que hizo subir a los Israelitas de la tierra de Egipto,’ sino: ‘Vive el Señor que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas las tierras adonde los había echado.’ Entonces habitarán en su propio suelo.” (Jeremías 23.5–8)
Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada. Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad, sino por causa de Aquél que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime y sufre hasta ahora dolores de parto. Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza hemos sido salvados, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve? Pero si esperamos lo que no vemos, con perseverancia lo aguardamos. Romanos 8.18–25
UN NUEVO PACTO – tal como ocurrió después del primer éxodo cuando Dios estableció el pacto con Su pueblo, el Señor establecerá un nuevo pacto con Israel que incluirá la restauración del Reino de David.
“Vienen días,” declara el Señor “en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto, no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, Mi pacto que ellos rompieron, aunque fui un esposo para ellos,” declara el Señor. “Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,” declara el Señor. “Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo. “No tendrán que enseñar más cada uno a su prójimo y cada cual a su hermano, diciéndole: ‘Conoce al Señor,’ porque todos Me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,” declara el Señor, “pues perdonaré su maldad, y no recordaré más su pecado.” (Jeremías 31.31–34)
Intensamente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; porque les digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.” Y tomando una copa, después de haber dado gracias, dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes; porque les digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.” Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: “Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí.” De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes. (Lucas 22.15–20)
UNA NUEVA CREACIÓN – el fruto de esa “salvación tan grande” (Heb. 2:3) será la “restauración de todas las cosas” (Hch. 3:21) cuando serán creados nuevos cielos y una nueva tierra.
Por tanto, Yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, Y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria. Pero gócense y regocíjense para siempre en lo que Yo voy a crear; pues voy a crear a Jerusalén para regocijo (una Nueva Jerusalén), Y a su pueblo para júbilo. Me regocijaré por Jerusalén y Me gozaré por Mi pueblo. No se oirá más en ella Voz de lloro ni voz de clamor. (Isaías 65.17–19)
Jesús les dijo: “En verdad les digo que ustedes que Me han seguido, en la regeneración (la re-génesis/recreación de los cielos y la tierra), cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de Su gloria (en Jerusalén), ustedes se sentarán también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (lo que implica la restauración, reunificación y recogimiento de las 12 tribus). (Mateo 19.28)
De modo que si alguno está en Cristo, nueva creación (nueva criatura – una proclamación profética basada en la garantía de la redención por el Espíritu) es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas. (2 Corintios 5.17)
Pero, según Su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia. (2 Pedro 3.13)
Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo. Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: “El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y El habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. (Apocalipsis 21.1–3)
UNA NUEVA CANCIÓN – tal como los Israelitas cantaron una canción de victoria después del Éxodo (ver Exo. 15), se cantará un «cántico nuevo» como la respuesta de toda la tierra cuando las naciones vean la salvación del Señor.
Esperé pacientemente al Señor, Y El se inclinó a mí y oyó mi clamor. Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; Asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos (refiriéndose a la resurrección de los muertos). Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos verán esto, y temerán Y confiarán en el Señor. (Salmo 40.1–3)
Canten al Señor un cántico nuevo; Canten al Señor, toda la tierra. Canten al Señor, bendigan Su nombre; Proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación. Cuenten Su gloria entre las naciones, Sus maravillas entre todos los pueblos. … Den al Señor, oh familias de los pueblos, Den al Señor gloria y poder. Den al Señor la gloria debida a Su nombre; Traigan ofrenda y entren en Sus atrios. Adoren al Señor en vestiduras santas; Tiemblen ante Su presencia, toda la tierra. Digan entre las naciones: “El Señor reina (ver Apo.11:15); Ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible; El juzgará a los pueblos con equidad.” Alégrense los cielos y regocíjese la tierra (al ser renovados/restaurados); Ruja el mar y cuanto contiene; Gócese el campo y todo lo que en él hay. Entonces todos los árboles del bosque cantarán con gozo Delante del Señor, porque El viene; Porque El viene a juzgar la tierra: Juzgará al mundo con justicia Y a los pueblos con Su fidelidad. (Salmo 96.1–13)
Canten al Señor un cántico nuevo, Porque ha hecho maravillas, Su diestra y Su santo brazo Le han dado la victoria. El Señor ha dado a conocer Su victoria; A la vista de las naciones ha revelado Su justicia. Se ha acordado de Su amor-leal y de Su fidelidad para con la casa de Israel; Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. Aclamen con júbilo al Señor, toda la tierra; Prorrumpan y canten con gozo, canten alabanzas. … Den voces ante el Rey, el Señor. Ruja el mar y cuanto contiene, El mundo y los que en él habitan. Batan palmas los ríos, A una canten jubilosos los montes Delante del Señor, pues viene a juzgar la tierra; El juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con equidad. (Salmo 98.1–9)
Canten al Señor un cántico nuevo, Canten Su alabanza desde los confines de la tierra, Los que descienden al mar y cuanto hay en él, Las islas y sus moradores. Levanten la voz el desierto y sus ciudades, Las aldeas donde habita Cedar. Canten de júbilo los habitantes de Sela, Desde las cimas de los montes griten de alegría. Den gloria al Señor, Y proclamen en las costas Su alabanza. El Señor como guerrero saldrá, Como hombre de guerra despertará Su celo. Gritará, sí, lanzará un grito de guerra, Contra Sus enemigos prevalecerá. (Isaías 42.10–13)
Y cantaban un cántico nuevo (al realizarse el Nuevo Éxodo en el Día del Señor), diciendo: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque Tú fuiste inmolado, y con Tu sangre redimiste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.” (Apocalipsis 5.9–10)
Esta es la gloriosa esperanza que anuncian las buenas nuevas: ¡Un nuevo éxodo, un nuevo pacto, una nueva creación, una nueva canción!

Henry Bruno
Coordinador y maestro
Henry es un discípulo de Jesús, esposo de Aneliz y padre de cuatro hermosas hijas. Su pasión es hacer discípulos que estén firmes en el evangelio, dando testimonio de la verdad y preparados para recibir a Jesús de los cielos al perseverar en fe, esperanza y amor hasta el fin del siglo. Actualmente se encuentra en el Medio Oriente donde sirve al Señor junto a su familia. Pueden contactarlo a [email protected].