Introducción al seminario
Para muchos creyentes hoy en día el lugar y significado de la nación de Israel en la Biblia y en la historia son sinónimos de confusión, conflicto y controversia. Algo irónico es que en el tiempo de Jesús y los apóstoles la confusión, el conflicto y la controversia surgieron principalmente en torno a nosotros los gentiles. Específicamente en cuanto a cómo debíamos relacionarnos con el Dios de Israel, por medio del Mesías de Israel, a fin de que pudiéramos entrar al Reino de Israel en la venida del Señor. Pero eso es un tema para otro día.
En esta serie de episodios mi meta es presentar tres razones principales por la cuales es crucial crecer en revelación y entendimiento acerca de la elección y el destino eterno de la nación de Israel. En este primer episodio voy a introducir estas tres razones y luego oraremos para que el Espíritu Santo nos dé un profundo sentido de urgencia y plena convicción al respecto.
Las tres razones:
1. Nuestro entendimiento de las Escrituras
¿Cómo nuestra idea acerca de Israel afecta la manera en que leemos, entendemos (interpretamos) y aplicamos la Biblia? ¿Leemos y estudiamos las Escrituras como “los oráculos de Dios” que les fueron “confiados” a los profetas judíos (Rom. 3:1-2) o como un libro acerca de principios espirituales para nuestro beneficio personal? ¿Reconocemos la verdad de Dios acerca de los pactos con Su pueblo o “espiritualizamos” la Biblia para acomodarla a nuestra propia agenda teológica?
Si somos sinceros con nosotros mismos y con Dios es imposible negar que el mensaje de la Biblia está principalmente enfocado en el llamado y las promesas de ese pueblo. Pero entonces, ¿por qué es relevante ese mensaje para los creyentes gentiles? Y, ¿cómo nos relacionamos con ese mensaje?
2. El conocimiento de Dios, su Hijo Jesús y el Evangelio
¿Cuál es nuestra idea de quién es Dios? ¿Es acaso el Dios de Israel o el dios de los filósofos? ¿Cómo vemos al Señor Jesús? ¿Cómo al Mesías judío o cómo a un “Cristo celestial” sin ninguna identificación étnica? ¿Cuál entonces es nuestra idea acerca del evangelio? ¿Es el evangelio del Reino de David que será restaurado en el Día del Señor o un evangelio gnóstico acerca de escapar al “cielo” y flotar en una nube para siempre?
Estas preguntas pudieran ser ofensivas para algunos aunque mi intención no es ser ofensivo en lo más mínimo. Sin embargo, si hemos de ser verdaderos para con Dios y para con los hombres debemos cuestionar en amor y humildad muchas ideas que son aceptadas como “sana doctrina” en la actualidad pero que hubieran sido absolutamente extrañas para Jesús y sus apóstoles. En última instancia lo que está en juego es nuestro entendimiento de quien Dios y nuestra proclamación de Jesús y su evangelio.
3. La urgencia por prepararnos para la tribulación del fin del siglo
¿Cómo debemos responder ante la crisis que se intensifica en las naciones de la tierra, particularmente en Israel y el Medio Oriente? Aún más importante, ¿escucharemos las advertencias de Dios por medio de Sus profetas y apóstoles en las Escrituras o nos mantendremos indiferentes a la voz de su Espíritu? ¿Cuál será nuestra actitud hacia el pueblo judío según se acerca más y más el tiempo de tribulación y de angustia para Jacob (Jer. 30:7)? ¿Sufriremos con ellos y por ellos o traicionaremos a su Mesías nuestro Señor al ser arrastrados por la violenta corriente de antisemitismo que arropa la tierra? ¿Perseveraremos hasta el fin o abandonaremos al Señor que nos amó hasta la muerte?
Sin lugar a dudas, nuestra fe y convicciones acerca del Señor, su Palabra y aún su elección del pueblo judío serán probadas en el fuego de la gran tribulación. Por eso realmente este es un asunto de vida o muerte con implicaciones eternas. ¡NO podemos darnos el lujo de continuar ignorando las sobrias palabras del Señor y sus profetas! ¡Es crucial que respondamos a ellas de todo corazón!
Por eso creo que estas tres cosas son extremadamente importantes y probablemente lo que debería ser más relevante en la agenda de la iglesia. Sabiendo que realmente no se trata para nada de exaltar a Israel o ser “mesiánicos”, más bien se trata de reconocer y honrar la sabia elección del Señor soberano y darle la gloria y alabanza que le corresponde sólo a Él como el Dios de Israel.
Alaben al Señor, naciones todas; Alábenle, pueblos todos. Porque grande es Su misericordia (amor leal) para con nosotros (Israel), Y la fidelidad del Señor (al pacto con Israel) es eterna. ¡Aleluya! (La lógica es que el amor leal y la fidelidad de Dios al pacto con Israel redunda en bendición y salvación para el resto de las naciones por lo cual las naciones alaban al Dios de Israel precisamente por ser fiel a Israel.) (Salmo 117)
Pasando Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí. Y vinieron a Él grandes multitudes trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos y los pusieron a Sus pies y El los sanó; de modo que la muchedumbre se maravilló al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban restaurados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. (Mateo 15:29–31)
Porque no quiero, hermanos, que ignoren este misterio, para que no sean sabios en su propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado (comenzado) la plenitud (el cumplimiento) de los Gentiles. Así, todo Israel será salvo, tal como está escrito: “El Libertador vendrá de Sion; apartara la impiedad de Jacob. Y este es Mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados.” En cuanto al evangelio, son enemigos (de Dios) por causa de ustedes (los gentiles, a fin de mostrar misericordia a quienes somos por naturaleza enemigos de Dios y de Israel), pero en cuanto a la elección de Dios, son amados por causa de los padres (los pactos con los padres, ver Exo. 2:23-25; 6:1-8; Sal. 105:42-43). Porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables. Pues así como ustedes en otro tiempo fueron desobedientes a Dios, pero ahora se les ha mostrado misericordia por razón de la desobediencia de ellos, así también ahora éstos han sido desobedientes, para que por la misericordia mostrada a ustedes, también a ellos ahora les sea mostrada misericordia. Porque Dios ha encerrado a todos en desobediencia para mostrar misericordia a todos. ¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! Pues, ¿quien ha conocido la mente del Señor? ¿o quien llego a ser Su consejero? ¿o quien Le ha dado a El primero para que se le tenga que recompensar? Porque de Él, por El y para El son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén. (Romanos 11:25–36)
Pues les digo que Cristo se hizo servidor de la circuncisión para demostrar la verdad de Dios (al pacto con Israel), para confirmar las promesas dadas a los padres (Abraham, Isaac, Jacob), y para que los Gentiles glorifiquen a Dios por Su misericordia, como está escrito: “Por tanto, Te confesare entre los Gentiles, y a Tu nombre cantare.” Y vuelve a decir: “Regocíjense, Gentiles, con Su pueblo.” Y de nuevo: “Alaben al Señor todos los Gentiles, y todos los pueblos Lo alaben.” (citando el Sal. 117) Y a su vez, Isaías dice: “Retoñara la raíz de Isaí, el que se levanta a regir a los Gentiles; Los gentiles pondrán en El su esperanza.” (Romanos 15:8–12)
Los invito a que nos acompañen durante las próximas semanas y escuchen los siguientes episodios para que juntos inclinemos nuestro oído al Señor y su Palabra.
Oremos Efesios 1:15-21,
Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre ustedes (creyentes gentiles), y de su amor por todos los santos, no ceso de dar gracias por ustedes, mencionándolos en mis oraciones, pido que el Dios de nuestro Señor Jesús el Mesías, el Padre de [la] gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él (el Mesías judío). Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento (la esperanza de Israel, Hch. 28:20), cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de Su poder. Ese poder obró en Cristo cuando Lo resucitó de entre los muertos y Lo sentó a Su diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero.

Henry Bruno
Coordinador y maestro
Henry es un discípulo de Jesús, esposo de Aneliz y padre de cuatro hermosas hijas. Su pasión es hacer discípulos que estén firmes en el evangelio, dando testimonio de la verdad y preparados para recibir a Jesús de los cielos al perseverar en fe, esperanza y amor hasta el fin del siglo. Actualmente se encuentra en el Medio Oriente donde sirve al Señor junto a su familia. Pueden contactarlo a [email protected].