Premilenarismo cruciforme

por May 22, 2013Artículos, John Harrigan, Recursos

Aquellos que han estudiado la escatología (últimos tiempos) por algún periodo de tiempo han escuchado los puntos de vista principales: 1) amilenarismo, 2) posmilenarismo, y 3) premilenarismo. Aunque los primeros dos son comúnmente sostenidos en la iglesia moderna, estos eran ajenos a la iglesia apostólica (la iglesia del primer siglo). Por lo tanto, deberían ser ignorados, por el simple hecho de que los apóstoles eran premilenaristas, y ellos nos entregaron las Escrituras mismas de donde buscamos la verdad.

Desde la revolución constantiniana en el singlo cuarto (no todas las revoluciones son buenas) hasta mediados de los 1800, el premilenarismo fue principalmente marginado (aunque algunas sectas monásticas, los anabaptistas, los puritanos y los pietistas sostuvieron este linaje). El movimiento dispensacional (John Darby, Cyrus Scofield, Lewis Chafer, etc.) propagó un premilenarismo conservador  y evangélico por casi cien años. Sin embargo, en los años 50 un erudito Bautista conservador, George Ladd (criado como dispensacionalista), comenzó a denunciar algunas de las perversiones del dispensacionalismo (por ej. el rapto pre-tribulación, dos planes de salvación, etc.), mientras sostenía un punto de vista premilenarista. El esquema dispensacional  comenzó a desplomarse (con la ayuda entusiasta de muchos eruditos amilenaristas y posmilenaristas), y en consecuencia hoy en día reconocemos dos tipos de premilenarismo: 1) dispensacional y 2) histórico.

George Ladd le hizo un gran favor a la iglesia al traer al primer plano de muchos círculos evangélicos la centralidad de la resurrección, el reino mesiánico y la esperanza de cielos nuevos y tierra nueva. Su «escatología inaugurada», es decir, Jesús inauguró el reino, el Día del Señor, la resurrección, etcétera, en la primera venida («ya») y lo completará en la segunda venida («aún no»), ha sido generalmente recibida… aunque con cierta inquietud, especialmente en círculos reformados que enfatizan la «teología de la Cruz» de Lutero. En efecto, si Jesús «inauguró» el reino, lo cual intrínsecamente envuelve castigar al impío y bendecir al justo quien heredará la tierra (ver Mt. 13:36-43; 1 Cor. 15:23ss; 2 Tes. 1:5ss; Ap. 11:15), entonces ¿qué lugar ocupa la Cruz? ¿Qué acerca de la misericordia hacia el impío? ¿Qué acerca del sufrimiento y la peregrinación del justo? No hay lugar para estos en el esquema inauguracional.

Al examinarlo de cerca el inauguracionalismo de Ladd se desploma. Los principales textos de apoyo que envuelven al reino «estando cerca» (por. ej. Mat. 3:2), habiendo «venido sobre ustedes» (por ej. Mat. 12:28), y estando «entre ustedes» (Lc. 17:21), resultan ser de carácter fundamentalmente imprecatorio (es decir maldición, amenaza y acusación), dirigido a los fariseos y al que se auto justifica. En lugar de la supuesta bendición inaugurada sobre el justo, el reino «estando cerca» envuelve cosas como, «¡Camada de víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira que está por venir?» (Mat. 3:7) y «quemará la paja en un fuego que no se apagará» (Lc. 3:17). «Está cerca» es simplemente una reiteración profética con connotaciones de juicio acerca del inminente Día del Señor (ver Is. 13:6; Sof. 1:14; Lc. 10:11s; 1 Pe. 4:7; Ap. 22:10). De igual forma, el reino «viniendo sobre ustedes» es siempre y en todo lugar ALGO MUY MALO (por ej. Deut. 28:15; Is. 51:19; Sof. 2:2; Mt. 23:36; Efe. 5:6; 1 Tes. 2:16; Ap. 3:10), como es evidente a partir del contexto en torno a la condenación de Jesús contra los fariseos (Mat. 12:24-37). Además, lo que sea que Jesús quiere decir con la idea de que el reino «está entre ustedes», es claramente apocalíptico y radicalmente punitivo, semejante al Diluvio y a Sodoma y Gomorra (Lc. 17:22-32). Los demás pasajes secundarios utilizados para apoyar la doctrina inauguracional (ver Mt. 11:11; 1 Cor. 4:20; Rom. 14:17; Col. 1:13) son de igual forma mejor entendidos en un contexto escatológico.

¿A qué conclusión llegamos entonces? Muy simplemente a esta: El Mesías tenía que sufrir en la Cruz por los pecados del hombre antes de entrar en su glorioso reino escatológico (Lc. 24:26; Heb. 9:28; 1 Pe. 1:11). Dios se está absteniendo de restaurar todas las cosas (Hch. 3:21) y del juicio del Día del Señor (Rom. 2:5s), porque ama a los pecadores (Jn. 3:16; Rom. 5:8) y desea que todos sean salvos de la ira que vendrá (2 Pe. 3:9; 1 Tim. 2:4). Y antes de su regreso, Jesús le ordena a la iglesia a predicar arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones (ver Mt. 28:19; Lk. 24:47). Todo esto es a la luz de un reino futuro y transicional de mil años antes de que la muerte y corrupción sean totalmente destruidas de la Nueva Tierra (1 Cor. 15:24ss; Ap. 20:1-6). Por eso podemos llamar a este punto de vista premilenarismo cruciforme (cruciforme significa «formado conforme a la Cruz»). En contraste con el premilenarismo dispensacional e inauguracional, buscamos una esperanza futura del reino, mientras mantenemos la centralidad de la Cruz en este siglo. ¡Que la iglesia tome su Cruz en este siglo (ver Lc. 9:23; Jn. 12:26) para que le sea «concedida ampliamente la entrada al reino eterno de nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús» (2 Ped. 1:11)!

John Harrigan

John Harrigan

Autor

John es un plantador de iglesias y misiólogo que vive en Columbia, SC con su esposa Lydia y sus cuatro hijos. El viaja y enseña acerca de la Cruz, la gran comisión y el regreso de Jesús.  Su sitio web es gospelofchristcrucified.com.