Respondiendo al urgente llamado a la oración incesante
De la boca de nuestro amado Señor Jesús escuchamos,
«¿Y no hará Dios justicia a Sus escogidos, que claman a El día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? «Les digo que pronto les hará justicia. No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?» (Lucas 18:7-8)
Esto lo dijo para enseñarnos que debíamos «orar en todo tiempo, y no desfallecer.» ¡Pero que díficil es orar en todo tiempo y que fácil es desfallecer! Jesús comprende nuestra debilidad, por eso nos dice,
«¿Conque no pudieron velar una hora junto a Mí? «Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.» (Mateo 26:40-41)
Esto es tan importante para Él que por medio de la boca de uno de sus apóstoles insiste,
«Con toda oración y súplica oren en todo tiempo en el Espíritu, y así, velen con toda perseverancia y súplica por todos los santos.» (Efesios 6:18)
«Oren sin cesar.» (1 Tes. 5:17)
Pero, ¿que podemos hacer para resistir la debilidad de nuestra carne y seguir el impulso del espíritu sin desfallecer? Aparte de rogar a Dios para que nos dé espíritu de oración (irónico ¿no?, oramos para orar), podemos hacer cosas prácticas como identificar pasajes en la Biblia dónde se nos dice porque orar. Una razón por la cual la mayoría de nosotros (por no decir todos) no somos constantes en la oración ferviente, es la distracción. Comenzamos a orar y a los tres minutos nuestra mente «se va en un viaje» como decimos en mi país Puerto Rico.
Así que, ¿por qué no identificar algunas de estas cosas por las que el Señor mismo nos llama a orar? Aquí les presento 7 de ellas:
- Pero Yo les digo: amen a sus enemigos y oren por los que los persiguen… (Mat. 5:44) …oren por los que los insultan… (Luc. 6:28) Oremos por aquellos a quienes no les caemos muy bien en el trabajo, la escuela, la universidad, etc. Aún por aquellos que en otros lugares persiguen a otros creyentes, como en el Medio Oriente.
- Ustedes, pues, oren de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, Así en la tierra como en el cielo. (Mat. 6:9-10) Oremos por la gloria y alabanza del santo nombre del Señor en el Día del Señor, al establecer su Reino cuando Jesús regrese.
- La cosecha es mucha, pero los obreros pocos. «Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha.» (Mat. 9:37-38) Oremos para que Dios llame, prepare y envíe obreros a Su mies.
- Oren… por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para la palabra… (Col. 4:3) Oremos para que Dios le abra puertas a mensajeros del evangelio.
- Oren también para que seamos librados de hombres perversos y malos, porque no todos tienen fe. (2 Tes. 3:2) Oremos por aquellos que son perseguidos y oprimidos por enemigos del evangelio, para que sean librados.
- Que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas… (1 Tim. 2:8) …por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad… (2 Tim. 2:1-2) Oremos por todos los hombres para que sean salvos.
- Oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho. (San. 5:16) Oremos por los enfermos.
¡Con esto en mente, acérquémonos al «trono de la gracia» (Heb. 4:16), doblemos nuestras rodillas e invoquemos el nombre del Señor!

Henry Bruno
Coordinador y maestro
Henry es un discípulo de Jesús, esposo de Aneliz y padre de cuatro hermosas hijas. Su pasión es hacer discípulos que estén firmes en el evangelio, dando testimonio de la verdad y preparados para recibir a Jesús de los cielos al perseverar en fe, esperanza y amor hasta el fin del siglo. Actualmente se encuentra en el Medio Oriente donde sirve al Señor junto a su familia. Pueden contactarlo a [email protected].