Una santa ambición

por Oct 7, 2013Artículos, John Harrigan, Recursos

Todos nosotros tenemos que levantarnos de la cama en la mañana, y todos lo hacemos por ambición—algunas ambiciones son buenas, otras no lo son. Como somos descendientes de Adán, la mayoría de nuestras ambiciones, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos, son egoístas—algún tipo de riña por dinero, honor, placer, etc. Sin embargo, Dios nos ha llamado a tener una santa ambición por causa de Su nombre y Sus propósitos. Es por eso que la Cruz es tan controversial, porque expresa el carácter y la naturaleza de Dios (Col. 1:9ss) y representa lo que Dios está haciendo en este siglo (1 Cor. 1:27ss).

Por eso la ambición de honrar a Cristo crucificado es una ambición totalmente contraria a las ambiciones que distinguen a este siglo—buscar seguidores de los hombres (ver 1 Cor. 1-3), comerciar con la verdad (ver 2 Cor. 2:17), envidia y auto-exaltación (ver Fil. 1:15), adulación por la alabanza de los hombres (1 Tes. 2:5s), etc. Tristemente, la iglesia ha sido forjada con tales ambiciones perversas a lo largo de su historia. Esto simplemente es un reflejo de la naturaleza humana.

Sin embargo, estamos llamados a crucificar tales ambiciones y clamar por el Espíritu Santo quien nos da santas ambiciones. Ningún hombre puede provocar tales cosas—sólo el Espíritu Santo puede impartir ambiciones que hacen que nos levantemos por las razones correctas. Así que debemos morir diariamente a los «principios elementales del mundo» (Col. 2:8, 20) que producen tantos falsos «apetitos» (Rom. 16:18; Fil. 3:19). Decimos con Pablo, «el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.» (1 Tim. 1:5)

John Harrigan

John Harrigan

Autor

John es un plantador de iglesias y misiólogo que vive en Columbia, SC con su esposa Lydia y sus cuatro hijos. El viaja y enseña acerca de la Cruz, la gran comisión y el regreso de Jesús.  Su sitio web es gospelofchristcrucified.com.