El arrepentimiento y la fe
Sesión 3: El arrepentimiento y la fe
El arrepentimiento y la fe
Las enseñanzas elementales
1 Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez. No volvamos a poner los fundamentos, tales como el arrepentimiento de las obras que conducen a la muerte, la fe en Dios, (Heb 6:1 NVI)
20 “Bien saben cómo no rehuí declararles a ustedes nada que fuera útil, y de enseñarles públicamente y de casa en casa, 21 testificando solemnemente, tanto a Judíos como a Griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. (Hch 20:20–21 NBLH)
15 “El tiempo se ha cumplido,” decía, “y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio.” (Mr 1:15 NBLH)
El Sufrimiento antes de la gloria
El Mesías tuvo que sufrir antes de entrar en su gloria
27 Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio, 28 también Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola vez para quitar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, ya no para cargar con pecado alguno, sino para traer salvación a quienes lo esperan. (Heb 9:27–28 NVI)
10 Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a ustedes, diligentemente inquirieron y averiguaron, 11 procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu de Cristo dentro de ellos, al predecir los sufrimientos de Cristo y las glorias que seguirían… 13 Por tanto, preparen su entendimiento para la acción. Sean sobrios en espíritu, pongan su esperanza completamente en la gracia que se les traerá en la revelación (la manifestación) de Jesucristo. (1 Pe 1:10–13 NBLH)
25 —¡Qué torpes son ustedes—les dijo—, y qué tardos de corazón para creer todo lo que han dicho los profetas! 26 ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria? 27 Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. (Lc 24:25–27 NVI)
III. La depravación del hombre
El testimonio del Antiguo Testamento
5 El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal. (Ge 6:5 NBLH)
21 El Señor percibió el aroma agradable, y dijo el Señor para sí: “Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho. (Ge 8:21 NBLH)
El testimonio del Nuevo Testamento
9 ¿A qué conclusión llegamos? ¿Acaso los judíos somos mejores? ¡De ninguna manera! Ya hemos demostrado que tanto los judíos como los gentiles están bajo el pecado. 10 Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; 11 no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. 12 Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!» 13 «Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños.» «¡Veneno de víbora hay en sus labios!» 14 «Llena está su boca de maldiciones y de amargura.» 15 «Veloces son sus pies para ir a derramar sangre; 16 dejan ruina y miseria en sus caminos, 17 y no conocen la senda de la paz.» 18 «No hay temor de Dios delante de sus ojos.» 19 Ahora bien, sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella, para que todo el mundo se calle la boca y quede convicto delante de Dios. (Ro 3:9–19 NVI)
21 Si esto es así, ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia se basaría en la ley. 22 Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen. (Ga 3:21–22 NVI)
La inclinación humana de autogobernarse y de jactarse
4 Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir! 5 Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal. 6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. (Ge 3:4–6 NVI)
3 Haces que el hombre vuelva a ser polvo, Y dices: “Vuelvan, hijos de los hombres.”… 7 Porque hemos sido consumidos con Tu ira, Y por Tu furor hemos sido conturbados. 8 Has puesto nuestras iniquidades delante de Ti, Nuestros pecados secretos a la luz de Tu presencia. (Sal 90:3–8 NBLH)
2 “Y te acordarás de todo el camino por donde el Señor tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no Sus mandamientos. 3 “El te humilló, y te dejó tener hambre, … (Dt 8:2–3 NBLH)
La justificación por la fe
La jactancia es excluida del Reino de Dios
27 ¿Dónde está, pues, la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿La de las obras? No, sino por la ley de la fe… 4:2 Porque si Abraham fue justificado por las obras, tiene de qué jactarse, pero no para con Dios. (Ro 4:2 NBLH)
8 Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se jacte. (Efe 2:8–9 NVI)
5921 χάρις (charis), ιτος (itos), ἡ (hē): s. fem.; ≡ DBLHebr 2834; Str 5485; TDNT 9.372—1. LN 88.66 bondad, gracia (He 15:40; Ro 16:24); 2. LN 57.103 don (He 24:27; 1Co 16:3); 3. LN 33.350 gracia (1Co 15:57); 4. LN 25.89 buena voluntad, favor hacia una persona (Lk 1:30; He 2:47) [1]
χάρις es un término que describe la demostración del favor de un gobernador. [2]
28 También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, 29 a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. (1 Co 1:28–29 NVI)
Nuestra jactancia – ¡La cruz!
14 En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo. (Ga 6:14 NVI)
30 Si debo jactarme, preferiría jactarme de las cosas que muestran lo débil que soy (2 Co 11:30 NTV)
5 De tal hombre sí me gloriaré; pero en cuanto a mí mismo, no me gloriaré sino en mis (2 Co 12:5 NBLH)
El contexto de la controversia del Nuevo Testamento: El partido de la Circuncisión
1 Algunos que llegaron de Judea enseñaban a los hermanos: “Si no se circuncidan conforme al rito de Moisés, no pueden ser salvos.” 2 Como Pablo y Bernabé tuvieran gran disensión y debate con ellos, los hermanos determinaron que Pablo y Bernabé, y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén a los apóstoles y a los ancianos para tratar esta cuestión. (He 15:1–2 NBLH)
11 Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable. 12 Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles. Pero cuando aquéllos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión. (Ga 2:11–12 NVI)
2 Cuídense de esos perros (de los Judaizantes), cuídense de los malos obreros, cuídense de la falsa circuncisión. 3 Porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne… 18 Porque muchos andan como les he dicho muchas veces, y ahora se lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo, 19 cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales. (Fil 3:2–19 NBLH)
La controversia de la resurrección del Mesías: Solo hay uno Justo
14 y serás bienaventurado (feliz), ya que ellos no tienen para recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos.” (Lc 14:14 NBLH)
46 “Estos irán al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna.” (Mt 25:46 NBLH)
32 A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos. 33 Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen… 36 »Por tanto, sépalo bien todo Israel que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías.» (Hch 2:32–36 NVI)
14 “Pero ustedes repudiaron al Santo y Justo, y pidieron que se les concediera un asesino, 15 y dieron muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. (Hch 3:14–15 NBLH)
30 Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan. 31 Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos. (Hch 17:30–31 NVI)
La justificación por la fe en el Mesías
21 Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. 22 Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, 23 pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. (Ro 3:21–24 NVI)
19 Y sin debilitarse en la fe contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y también la esterilidad de la matriz de Sara. 20 Sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 21 estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo. 22 Por lo cual también su fe le fue contada por justicia. 23 Y no sólo por él fue escrito que le fue contada, 24 sino también por nosotros, a quienes será contada, como los que creen en Aquél que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor, (Ro 4:19–24 NBLH)
8 Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo 9 y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. (Fil 3:8–9 NVI)
15 »Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos”. 16 Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por éstas nadie será justificado. (Ga 2:15–16 NVI)
La ley como Tutor y guía
La Ley conduce a la justificación por fe
24 Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe. (Ga 3:24 NVI)
8 Ahora bien, sabemos que la ley es buena, si se aplica como es debido. (1 Ti 1:8 NVI)
Estudio de la gracia de Dios y el perdón del pecado en el Antiguo Testamento
13 “Ahora pues, si he hallado gracia ante Tus ojos, Te ruego que me hagas conocer Tus caminos para que yo Te conozca y halle gracia ante Tus ojos…” 19 Y el Señor respondió: “Yo haré pasar toda Mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del Señor delante de ti. Tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión de quien tendré compasión.” (Ex 33:13-19 NBLH)
16 De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia, (Jn 1:16 NVI)
6 Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: “El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente (lit. ‘lleno de gracia’), lento para la ira y abundante en misericordia y verdad (fidelidad); 7 que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable… (Ex 34:6–7 NBLH)
14 Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Jn 1:14 NVI)
9 y dijo: “Si ahora, Señor, he hallado gracia ante Tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros, aunque el pueblo sea terco. Perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por posesión Tuya.” (Ex 34:9 NBLH)
17 Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud de Egipto. Pero tú no los abandonaste porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. (Ne 9:17 NVI)
8 Clemente y compasivo es el Señor, Lento para la ira y grande en misericordia. 9 El Señor es bueno para con todos, Y su compasión, sobre todas Sus obras. (Sal 145:8–9 NBLH)
13 Rasguen su corazón y no sus vestidos.” Vuelvan ahora al Señor su Dios, Porque El es compasivo y clemente, Lento para la ira, abundante en misericordia, Y se arrepiente de infligir el mal. (Joe 2:13 NBLH)
2 …Porque yo sabía que Tú eres un Dios clemente y compasivo, lento para la ira y rico en misericordia, y que Te arrepientes del mal anunciado. (Jon 4:2 NBLH)
El tutor de la Pascua: El sacrificio que nos rescata de la ira de Dios
15 y les dijo: “Intensamente he deseado comer esta Pascua con ustedes antes de padecer; 16 porque les digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.” 17 Y tomando una copa, después de haber dado gracias, dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes; 18 porque les digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.” 19 Y tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: “Esto es Mi cuerpo que por ustedes es dado; hagan esto en memoria de Mí.” 20 De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que es derramada por ustedes. (Lc 22:15–20 NBLH)
28 porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. (Mt 26:28 NBLH)
12 ‘Porque esa noche pasaré por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, tanto de hombre como de animal. Ejecutaré juicios contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor. 13 ‘La sangre les será a ustedes por señal en las casas donde estén. Cuando Yo vea la sangre pasaré de largo, y ninguna plaga vendrá sobre ustedes para destruirlos cuando Yo hiera la tierra de Egipto. 14 ‘Y este día será memorable para ustedes y lo celebrarán como fiesta al Señor. Lo celebrarán por todas sus generaciones como ordenanza perpetua… 22 “Tomarán un manojo de hisopo, y lo mojarán en la sangre que está en la vasija, y untarán con la sangre que está en la vasija el dintel y los dos postes de la puerta. Ninguno de ustedes saldrá de la puerta de su casa hasta la mañana. (Ex 12:12-22 NBLH)
26 Porque cada vez que comen este pan y beben de esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga. (1 Co 11:26 NVI)
29 Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: “Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (Jn 1:29 NBLH)
El tutor del sistema sacrificial: El sacrificio como sustituto
20 ‘Hará con este novillo lo mismo que hizo con el novillo de la ofrenda por el pecado; de esta manera hará con él. Así el sacerdote hará expiación por ellos, y ellos serán perdonados. (Le 4:20 NBLH)
20 Cuando acabe de hacer expiación por el lugar santo, la tienda de reunión y el altar, presentará el macho cabrío vivo. 21 “Después Aarón pondrá ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas las iniquidades de los Israelitas y todas sus transgresiones, todos sus pecados, y poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío, lo enviará al desierto por medio de un hombre preparado para esto. (Le 16:20–21 NBLH)
2 “Di a los Israelitas: ‘Cuando alguien de ustedes traiga una ofrenda al Señor, traerán su ofrenda de animales del ganado o del rebaño… 4 ‘Pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y le será aceptado para expiación suya. (Le 1:2–4 NBLH)
En todos los sacrificios privados, con excepción de las primicias, los diezmos, y el cordero pascual, las manos eran impuestas sobre el animal y la siguiente oración se repetía: «Yo suplico, oh Jehová: He pecado, he cometido impiedad, me rebelé contra Ti, he cometido (nombre del pecado, la culpa, o, en caso de un holocausto, el incumplimiento de un mandato positivo o negativo), pero vuelvo en arrepentimiento, permite que esto sea para mi expiación (cubertura).’ [3]
13 La sangre de machos cabríos y de toros, y las cenizas de una novilla rociadas sobre personas impuras, las santifican de modo que quedan limpias por fuera. 14 Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente! 15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el primer pacto…25 Ni entró en el cielo para ofrecerse vez tras vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 26 Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo. (Heb 9:13–26 NVI)
El arrepentimiento y la fe
Arrepentimiento de corazón
27 ‘También, si una persona peca inadvertidamente, ofrecerá una cabra de un año como ofrenda por el pecado. 28 ‘Y el sacerdote hará expiación delante del Señor por la persona que ha cometido error, cuando peca inadvertidamente, haciendo expiación por él, y será perdonado… 30 ‘Pero aquél que obre con desafío, ya sea nativo o extranjero, ése blasfema contra el Señor, y esa persona será exterminada de entre su pueblo. (Nu 15:27–30 NBLH) [4]
26 Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, 27 sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. (Heb 10:26–27 NBLH)
La idolatría como auto-lealtad y la lealtad a Dios
7 Haré de ustedes mi pueblo; y yo seré su Dios (Heb. ‘elohim’). Así sabrán que yo soy el Señor (Heb. ‘YHVH’) su Dios (Heb. ‘elohim’), que los libró de la opresión de los egipcios. (Ex 6:7 NVI)
3 »No tengas otros dioses (Heb. ‘elohim’) además de mí. (Ex 20:3 NVI)
18 Asegúrense de que ningún hombre ni mujer, ni clan ni tribu entre ustedes, aparte hoy su corazón del Señor (Heb. ‘YHVH’) nuestro Dios (Heb. ‘elohim’) para ir a adorar a los dioses (Heb. ‘elohim’) de esas naciones. … (Dt 29:18 NVI)
5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, Pero el Señor hizo los cielos. (Sal 96:5 NBLH)
6 Todo eso sucedió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo, como lo hicieron ellos. 7 No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos… 8 No cometamos inmoralidad sexual, como algunos lo hicieron, por lo que en un sólo día perecieron veintitrés mil. 9 Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes. 10 Ni murmuren contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor …12 Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer… 14 Por tanto, mis queridos hermanos, huyan de la idolatría. (1 Co 10:6-14 NVI)
5 Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. (Col 3:5 NVI)
9 Ellos mismos cuentan de lo bien que ustedes nos recibieron, y de cómo se convirtieron a Dios dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, (1 Tes 1:9 NVI)
18 Al oír esto se calmaron, y glorificaron a Dios, diciendo: “Así que también a los Gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento que conduce a la vida.” (Hch 11:18 NBLH)
20 “Bien saben cómo no rehuí declararles a ustedes nada que fuera útil, y de enseñarles públicamente y de casa en casa, 21 testificando solemnemente, tanto a Judíos como a Griegos, del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. (Hch 20:20–21 NBLH)
46 y les dijo: “Así está escrito, que el Cristo (el Mesías) padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; 47 y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. (Lc 24:46–47 NBLH)
VII. Guardando la fe
Continuar en la fe
22 sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de El. 23 Esto El hará si en verdad permanecen en la fe bien cimentados y constantes, sin moverse de la esperanza del evangelio que han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro (servidor). (Col 1:22–23 NBLH)
22 Por lo cual también su fe le fue contada por justicia. 23 Y no sólo por él fue escrito que le fue contada, 24 sino también por nosotros, a quienes será contada, como los que creen (PAP lit. ‘sigamos creyendo’) en Aquél que levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor, (Ro 4:22–24 NBLH)
36 Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. 37 Pues dentro de muy poco tiempo, «el que ha de venir vendrá, y no tardará. 38 Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.» 39 Pero nosotros no somos de los que se vuelven atrás y acaban por perderse, sino de los que tienen fe y preservan su vida. (Heb 10:36–39 NVI)
16 »Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) en él no se pierda, sino que tenga vida eterna… 18 El que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) en él no es condenado, pero el que no cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) ya está condenado por no haber creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios… 36 El que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rechaza al Hijo no sabrá lo que es esa vida, sino que permanecerá bajo el castigo de Dios. (Jn 3:16, 18, 36 NVI)
24 »Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida. (Jn 5:24 NVI)
47 Ciertamente les aseguro que el que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) tiene vida eterna. (Jn 6:47 NVI)
12 Ciertamente les aseguro que el que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. (Jn 14:12 NVI)
43 De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados. (Hch 10:43 NVI)
16 A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen (PAP lit. ‘siguen creyendo’): de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. (Ro 1:16 NVI)
11 Pues la Escritura dice: “Todo el que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) en El no sera avergonzado.” (Ro 10:11 NBLH)
18 Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados, para que sepan cuál es la esperanza de Su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos, 19 y cuál es la extraordinaria grandeza de Su poder para con nosotros los que creemos (PAP lit. ‘siguemos creyendo’)… (Efe 1:18–19 NBLH)
5 ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree (PAP lit. ‘sigue creyendo’) que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 5:5 NVI)
8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por El lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, 9 y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia derivada de la Ley, sino la que es por la fe en Cristo (el Mesías), la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10 y conocerlo a El, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como El en Su muerte, 11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos. 12 No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, (Fil 3:8–13 NBLH)
6 Porque yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el tiempo de mi partida ha llegado. 7 He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. 8 En el futuro me está reservada la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman Su venida (manifestación). (2 Ti 4:6–8 NBLH)
VIII. La prueba de la fe
La prueba de la fe
6 Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo. 7 El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele. (1 Pe 1:6–7 NVI)
13 Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Éstos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba. (Lc 8:13 NVI)
10 “Porque has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba (de la tentación), esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra. (Apoc 3:10 NBLH)
12 Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo. (1 Pe 4:12 NBLH)
8 Porque no queremos que ignoren, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia (provincia occidental de Asia Menor). Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. 9 De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, (2 Co 1:8–9 NBLH)
[1] Swanson, J. (1997). Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains: Greek (New Testament). Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc.
[2] Kittel, G., Bromiley, G. W., & Friedrich, G. (Eds.). (1964–). Theological dictionary of the New Testament. Grand Rapids, MI: Eerdmans.
[3] Edersheim, A. (2003). The Temple, its ministry and services as they were at the time of Jesus Christ. (p. 114). Bellingham, WA (traducción mía)
[4] “Aquí se debe notar, al introducir al lector el funcionamiento del sistema de sacrificios, que las leyes de la Torá no permitían a los israelitas expiar por medio del sacrificio los delitos intencionales o premeditados. No había remedio ritual vicario—sustitución de la propiedad o riqueza personal—para tales violaciones, sea que fueran perpetradas contra otras personas o contra Dios mismo. En esos casos, la ley trataba directamente con el ofensor, imponiendo verdaderos castigos y actuaba para prevenir las recurrencias. El sistema expiatorio ordenado en la Torá debe ser entendido dentro de este contexto. La expiación ritual estaba restringida a situaciones en las que existía una duda razonable en cuanto a la voluntariedad de la infracción… La idea errónea de que la adoración ritual podía expiar la criminalidad o la profanación religiosa intencional fue persistentemente atacada por los profetas de Israel, ya que la consideraron una gran amenaza para toda la relación de pacto entre Israel y Dios.” (Baruch A. Levine, Leviticus, JPS Torah Commentary [Philadelphia: Jewish Publication Society, 1989], 2-3) (traducción mía)

Bill Scofield
Coordinador y maestro
Bill es un maestro de la Biblia, esposo y padre de cinco hijos y una hija. El y su esposa Charis ayudan a supervisar The Watch (La Vigilia) – una comunidad de creyentes dedicados a la oración en Redding, California. Como hijo de misioneros Bill vivió en Guatemala por muchos años y por eso tiene un gran amor por Latinoamérica. Su ministerio se enfoca en preparar a otros para el Día del Señor y su Reino venidero por medio de la enseñanza de la Biblia, el discipulado y las misiones. Pueden visitar su sitio billscofield.com o contactarlo a [email protected].